viernes, 23 de julio de 2010

Educaciòn Emocional. Educaciòn completa,plena y saludable.

La educación del ser humano no puede continuar de espaldas al mundo emocional como muy a menudo se ha hecho hasta ahora. Es necesario dotar a los padres y a los educadores (maestros, profesores de secundaria, monitores de actividades escolares y demás personas que intervienen en el ámbito educativo de las personas ya sean niños, adolescentes o adultos) de formación e información emocional. Dice Carmen Boix ,
venimos de una educación formal intelectual que mayormente ha ido dirigida a
la instrucción a través de la razón y el intelecto. Lo importante era la
instrucción y también el educar en cierto modo para una conducta social a
través del trabajo de los hábitos y de la conducta e incluso de valores morales.
Pero no se pretendía, ni se buscaba una educación emocional.
La educación emocional propicia en primer lugar una mirada al mundo
emocional propio, es decir busca fomentar la propia conciencia emocional, para
poder propiciar una gestión consciente e inteligente de las propias emociones.
También busca propiciar una conciencia emocional a través del fomento de la
empatía. Es decir un fomentar la percepción emocional del otro, la
comprensión de lo que le ocurre al otro a nivel emocional, para poder fomentar
una relación que le permita a la persona relacionarse desde el propio sentir
emocional, al tiempo que se respeta el sentir emocional del otro, es decir el
fomento de unas relaciones desde la asertividad.
Hoy sabemos, fruto de investigaciones en el ámbito emocional, que la emoción
crea realidad por sí misma al margen del discurso intelectual. Es decir una
persona puede estar dando un discurso a nivel mental, y al mismo tiempo estar
dando uno muy distinto a nivel vivencial y emocional. Es decir que un
profesional de la educación puede estar hablando de integración social, puede
estar acudiendo a talleres y cursos de integración social, puede estar por la
integración social pero en realidad estar propiciando la exclusión de una
alumna. ¿Cómo puede ocurrir eso? Pues por el solo hecho de no estar
aceptando emocionalmente a esa niña. Emocionalmente hablando querer no
es necesariamente poder. Puedo a nivel intelectual pretenderlo porque creo en
ello, pero a nivel emocional no estarlo haciendo, pretenderlo porque no soy
consciente de mi sentir emocional o no estoy mirando o viendo las emociones,
no estoy mirando o viendo que es lo que estoy creando o propiciando en el
sentir emocional de los demás. Las emociones crean realidad, crean mucha
más realidad que el discurso mental e intelectual.
A veces puede extrañar que eso se dé pero muy a menudo lo podemos ver en
alguna que otra aula. Por eso es necesario poner la mirada en la auto
percepción emocional. Y, pretender esto, es un trabajo nuevo para muchas
personas porque no están acostumbradas a hacer eso, no se ha educado en el
pasado teniendo en cuenta nuestro sentir emocional, no se nos ha educado
para saber conocer nuestro mundo emocional y menos se nos ha enseñado a
gestionarlo con destreza para que contribuyan a nuestros objetivos.
Nuestro hacer emocional estemos o no consciente de ellos se comunica
siempre con las personas de nuestro entorno, estén ellas conscientes o no de
ello.
Es importante y urgente que comencemos a integrar en la formación de nuestros educadores el trabajo emocional. Porque tener educadores emocionalmente más inteligentes va a contribuir a que los alumnos sean también emocionalmente más
inteligentes.
La capacidad de percepción que tienen las personas en la edad infantil y juvenil
es muy grande, somos capaces de llegar a hablar a partir del escuchar y
percibir, podemos comprobar como muchos pequeños son capaces de emular,
copiar, modelar a los adultos a la perfección. Solo tenemos que pasar un rato
observando como juegan los niños en edades comprendidas entre los 3 y los 6
años para ver la gran destreza que muestran de esta capacidad a través de su
juego simbólico. En esa edad son como esponjas súper absorbentes que se
quedan con el buen y mal hacer emocional de los adultos. Y todo eso pasa casi
siempre más allá del mental, más allá de pretensiones, más allá de palabras.
Es pura imitación no consciente. Puro modelaje, puro copiar de manera no
consciente maneras de hacer del adulto. En esa época de nuestras vidas se ha
dado la mayor parte del aprendizaje emocional de la persona, más allá de la
conciencia mental de todo eso.
Para un educador resulta muy importante poder tener una buena conciencia de
su emocionalidad y una buena gestión de la misma porque su emocionalidad
va estar en interrelación con la emocionalidad de sus educandos.

Nuestros circuitos emocionales están siempre en comunicación emocional con los demás.Es decir un líder de un grupo social, ejemplo un profesor, puede estar pidiendo calma desde la palabra o puede estar pidiendo motivación a nivel verbal, pero a nivel de comunicación emocional, como el circuito emocional está siempre en
comunicación con los otros y por lo tanto les influye, puede que este contribuyendo a crear nerviosismo y apatía o desgana.
Aunque solamente fuera por esa razón resultaría imprescindible la formación
emocional de los educadores porque la habilidad de percepción y gestión
emocional da mucha más eficiencia a la hora de la interrelación con los otros y
un saber hacer mucho más eficiente en el manejo de los conflictos que a
menudo surgen de la interacción cotidiana. Juan Casassus3 que dirigió una
investigación (2001) a cargo de la Unesco en Centroamérica concluye en su
informe que lo que más contribuye al aprendizaje, por encima de recursos
técnicos y dinero, es el clima emocional que se vive en el aula.
Es importante que todas las personas que intervienen en la educación de otros,
tengan habilidades para poder propiciar un buen clima emocional, un clima de
seguridad, respeto, confianza y bienestar de las personas y también un buen
nivel de motivación por el estudio en el caso de un medio escolar o de trabajo
en un medio deportivo.

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