jueves, 29 de julio de 2010

Escuchar a nuestras emociones y pensarlas es muy saludable....!


Aliviar un corazón atribulado parece ser un gran remedio.
La confirmación científica de James Pennebaker, psicólogo de la Southern Methodist University, que ha demostrado en una serie de experimentos que hacer que la gente hable de los pensamientos que más la afligen tiene un beneficioso efecto médico.
Su método es notablemente sencillo: le pide a la gente que escriba entre quince y veinte minutos al día, sobre alguna preocupación dominante en ese momento.
El efecto de esta confesión es sorprendente: mejora la función inmunológica, disminuyen considerablemente las visitas a centros de salud en los seis meses posteriores, disminuye el ausentismo laboral, e incluso mejora la función enzimática del hígado.
Además, aquellos cuyos escritos presentaban más pruebas de sentimientos turbulentos mostraban las más marcadas mejorías de la función inmunológica.
Una pauta específica surgía como la forma "más sana" de ventilar los sentimientos conflictivos: al principio expresando un elevado nivel de tristeza, de ansiedad, de ira... de cualquier sentimiento que el tema pueda provocar; luego, en el curso de los días siguientes, tejiendo una narración y encontrando o significado en el trauma o el tormento.
Por supuesto, ese proceso parece relacionado con lo que sucede cuando la gente explora esos conflictos en la psicoterapia.
En efecto, de los descubrimientos de Pennebaker surge una razón por la que otros estudios muestran que los pacientes médicos a los que se administra psicoterapia, además de una cirugía o del tratamiento médico, suelen mejorar más notoriamente desde el punto de vista médico que aquellos que sólo reciben tratamiento médico.

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